lunes, 16 de febrero de 2015

Mamón.


Mi ex marido se dormía abrazado a mis pechos como si fuesen a robárselos. Se agarraba a ellos con una pasión desesperada que yo observaba con curiosa distancia. Cuando le daba el pecho a nuestro único hijo, él se quedaba mirando con estupor catatónico y en la cama solía chuparme como deseando succionar la leche. Las veces que lo largaba a dormir al sofá se chivaba a su madre con voz de niño mimado y el día que le pedí el divorcio se avalanzó sobre las tetas llorando y suplicando, preguntándose con profunda y sincera emoción por qué a él, por qué le había tenido que tocar una mujer tan fría y poco maternal. Me fui con la esperanza de llegar a entenderlo algún día pero será la falta de sensibilidad porque sigo igual.

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