lunes, 20 de octubre de 2014

Identidad.

No miento si digo que mi ex mujer, aquel día en los juzgados, fue víctima de una extraña posesión demoníaca. Caminaba distinto y firmó con una determinación impropia en ella. Me pareció que el tiempo se detuvo mientras movía el boli trazando aquella rúbrica ilegible que sólo ella entendía y pude ver, con mis propios ojos, cómo su rostro se transformaba en otro a medida que la firma se manifestaba sobre el papel.

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