lunes, 23 de febrero de 2015

Duele.


Después de la muerte de mi madre no pude llorar y a la semana fui a depilarme a un sitio desconocido; con el primer tirón de cera se me saltaron las lágrimas y ya no pude parar hasta que la pobre chica me terminó las dos piernas. Dio tranquila el último tirón y siguió dejándome llorar mientras me rociaba despacio con polvos talco.

- Lo siento -dijo seria y dulce-, lo siento mucho.

Antes de irme le pregunté su nombre, que es como ahora se llama mi hija. Cuando le pongo talco en su cuerpecito me acuerdo de ese día y le prometo al oído no regañarla nunca por llorar cuando algo le duela.

viernes, 20 de febrero de 2015

De tal palo tal pastilla.


Mi padre era un ladrón de guante de látex y media rota que atracaba farmacias para conseguir las pastillas que le recetaban a su madre. Para lo único que mi abuela no necesitaba pastillas era para dormir. Gracias a su narcolepsia yo podía hurgar en los montones de cajas hasta encontrar los somníferos para el insomnio crónico que desarrollé a causa de los palos de mi padre, que antes de ser ladrón era farmacéutico.

lunes, 16 de febrero de 2015

Mamón.


Mi ex marido se dormía abrazado a mis pechos como si fuesen a robárselos. Se agarraba a ellos con una pasión desesperada que yo observaba con curiosa distancia. Cuando le daba el pecho a nuestro único hijo, él se quedaba mirando con estupor catatónico y en la cama solía chuparme como deseando succionar la leche. Las veces que lo largaba a dormir al sofá se chivaba a su madre con voz de niño mimado y el día que le pedí el divorcio se avalanzó sobre las tetas llorando y suplicando, preguntándose con profunda y sincera emoción por qué a él, por qué le había tenido que tocar una mujer tan fría y poco maternal. Me fui con la esperanza de llegar a entenderlo algún día pero será la falta de sensibilidad porque sigo igual.

jueves, 5 de febrero de 2015

Déjà vu.


Ellos continúan hablando cuando de pronto siente que es una insignificante ficha de juego movida por unos dedos descomunales. El sinsentido de este instante parece por un momento querer explicar algo y es justo ahora cuando lo invade la imagen de estar atrapado dentro de un disco de vinilo que reproduce sin pausa y alternativamente la cara A y la cara B que sin remedio han acabado rallándose dejándolo en un desconcertante suspenso del que solo la fuerza bruta de su amigo es capaz de sacarlo gracias a la sonora y enérgica colleja que ahora mismo le propina.