Mi amiga y yo subimos al columpio y empezamos a mover las piernas; estiramos, flexionamos, estiramos, flexionamos. Ya nos movemos, el aire nos alarga la boca en una amplia sonrisa, me giro y la veo feliz, con los ojos cerrados y el pelo revuelto que viene y va tapándole la cara por momentos. Ahora estamos balanceándonos en este columpio oxidado y miramos al cielo y al suelo, al cielo y al suelo, al cielo y al suelo y nos sentimos tan bien juntas en este sube y baja que no importa si nos toca estar arriba mirando el cielo o abajo mirando el suelo.
Por ahora, mi favorito. Y mira que ya tenía favoritos de antes.
ResponderEliminarMe da lo mismo leerlo mirando al cielo o al suelo... Me encanta
Gracias, siempre, por compartir tu talento
No sé quién eres pero gracias también a ti
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